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La dependencia de beauty: cómo los perfumes sostienen a las maison

  • Foto del escritor: adolfo fuerte
    adolfo fuerte
  • 19 ago
  • 2 Min. de lectura

La moda sueña en pasarelas, pero se financia en estanterías de perfumería. Mientras los desfiles marcan narrativa y prestigio, los perfumes y cosméticos representan la verdadera sangre económica que sostiene a las grandes maisons. Chanel, Dior y Mugler son ejemplos claros de cómo el universo beauty se convierte en la base de un imperio de lujo.




Perfume como puerta de entrada al lujoEl perfume democratiza la alta moda: una fragancia permite a millones de consumidores acceder a un pedazo del sueño de Chanel o Dior sin tener que comprar un bolso de cuatro cifras. Esta “puerta de entrada” explica por qué los perfumes son los productos más vendidos y reconocidos de cada casa.


Caso Chanel: el mito del Nº5Chanel Nº5 es más que una fragancia: es una máquina cultural y financiera. Desde su lanzamiento en 1921, no solo consolidó la estética de la maison, sino que aseguró ingresos constantes que financian tanto la moda como la alta costura. Hasta hoy, Chanel Beauty sostiene un porcentaje altísimo del negocio global de la marca.


Dior: entre couture y cosméticaEn Dior, el perfume J’adore y la línea Dior Addict generan ventas mucho mayores que la misma alta costura. La maison ha encontrado en beauty no solo ingresos, sino un vehículo para expandir su estética a nivel mundial. Cada lanzamiento se acompaña de campañas cinematográficas que refuerzan el aura de lujo, desde Charlize Theron hasta las embajadoras más jóvenes de la Gen Z.


Mugler: la fragancia que salvó la marcaMugler es el ejemplo más radical. Tras dificultades en moda, el perfume Angel (1992) se convirtió en un best seller que mantuvo viva a la marca durante décadas. Hoy, fragancias como Alien siguen garantizando que el legado creativo de Thierry Mugler no solo sobreviva, sino que prospere en el mercado global.


Más allá del aroma: un negocio de escalaEl éxito del perfume radica en que, a diferencia de un vestido de pasarela, se puede producir, distribuir y vender en masa sin perder su halo de exclusividad. Esto permite que las maisons financien desfiles, talleres de costura y campañas artísticas sin depender solo de ropa o accesorios.


Conclusión

La belleza sostiene el lujo. Lo que comenzó como un complemento se ha convertido en el motor económico esencial de las maisons. Sin perfumes, muchas de las narrativas que vemos en la pasarela serían inviables. Así, cada gota de Chanel Nº5 o Dior J’adore no solo vende un aroma: mantiene vivo el sueño de la moda.


 
 
 

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